La pandemia ha modificado ámbitos muy diversos de la vida humana. Desde la salud, hasta las relaciones sociales. El propio capitalismo no se ha quedado atrás. El trabajo asalariado ha cambiado “su aspecto” pero ha mantenido su estrategia histórica de existencia. La explotación del ser humano por el ser humano. Ha trocado la fábrica por […]
La pandemia ha modificado ámbitos muy diversos de la vida humana. Desde la salud, hasta las relaciones sociales. El propio capitalismo no se ha quedado atrás. El trabajo asalariado ha cambiado “su aspecto” pero ha mantenido su estrategia histórica de existencia. La explotación del ser humano por el ser humano. Ha trocado la fábrica por el sofá. La oficina por el comedor. Los compañeros han quedado restringidos a pantallas digitales. El teletrabajo se ha presentado como una opción viable para que muchos trabajadores conserven sus puestos. A cambio, las condiciones laborales han empeorado. El beneficio es para la clase que explota. No para la clase que produce.
Para conocer más de la realidad que viven hoy las personas sometidas a este nuevo régimen laboral, hemos entrevistado a 3 trabajadores y trabajadoras de distintas áreas, medicina (Juan Pablo), nutrición (Catherine) y trabajo social (Alicia). A partir de los siguientes temas: complicaciones del teletrabajo, explotación y proyecciones de futuro.
Alicia, la primera entrevistada relata cómo se han ido perdiendo los límites entre el trabajo formal y el trabajo doméstico. Algo que también sostiene Catherine, al plantear esto como la principal complicación de su experiencia con el teletrabajo. Las jornadas laborales se extienden, al igual que la vigilancia y la demanda de los jefes, lo que termina por generar una “sensación de constante evaluación y enjuiciamiento” (Alicia). El único que expresa una situación más agradable con este modelo de trabajo es Juan Pablo, quien desde su rol como médico siente que el teletrabajo es mucho menos explotador que el trabajo presencial en el sistema de salud pública. Todo esto, termina por dibujar un panorama en el cual las condiciones de explotación aumentan, sumado al estrés que esto puede generar en los trabajadores, y a la incertidumbre ante posibles despidos.
Finalmente, las proyecciones que se hacen sobre esta realidad son difíciles de plasmar. Al ser una forma de trabajo asalariado nueva, y que no repara en las necesidades de los y las trabajadoras, es muy difícil saber en qué condiciones se puede dar esta modalidad en un futuro. Si las condiciones fuesen óptimas, y ayudarán realmente a hacer del trabajo algo más grato, no cabe la menor duda de que sería provechoso, sin embargo, eso es incompatible con este sistema.
El teletrabajo ha venido a develar una serie de cuestiones que rodean la vida de los trabajadores. La explotación propia del sistema capitalista se ha agudizado. Y la situación de la mujer se ve especialmente afectada, dado las labores que asume al interior del hogar. Además, refleja un triste secreto a voces, que un médico, el cual debiese sentirse cómodo realizando su labor social en contacto con las personas, se encuentra mejor alejado de ellas. Esto refleja lo inaudito de nuestro sistema de salud pública. Esta pandemia mundial ha desenmascarado lo inhumano de este sistema y quienes lo conducen, en Chile y el mundo. Para muchos, el régimen ya perdió la batalla. Ahora es el turno de los trabajadores. La incógnita aún está por resolver.