Un 22 de julio de 1976 es detenida por la dictadura la militante revolucionaria: María Galindo Ramírez. Rosy Sáez Núñez y Mary Báez Suánez de la Asamblea de Mujeres Revolucionarias María Galindo Ramírez nos recuerdan su ejemplo. Y señalan el camino.
Los caminos de Mary y Rosy Elena se cruzaron por primera vez en los años 80 cuando Mary y Sarita, la madre de Rosy, lucharon en más de una oportunidad juntas contra la dictadura. Ambas concuerdan que las enseñanzas de sus madres fueron fundamentales para ser las mujeres que son hoy. Una oriunda del Biobío y la otra de Tierra del Fuego, mujeres militantes, que se encuentran en un proyecto de feminismo popular y que continúan actualmente su accionar en espacios territoriales. Ambas confluyen en la Asamblea de Mujeres Revolucionarias María Galindo Ramírez, espacio de articulación y propaganda que rinde homenaje a la joven militante del MIR quien fuera asesinada en dictadura y a quién conmemoramos a 45 años de su detención y posterior desaparición.
“Yo a la Mary la conocí mucho antes de encontrarnos en este proyecto”, nos relata Rosy Elena. “Ella era de las mujeres connotadas, con una trayectoria y valentía admirables. Una compañera que resistió la represión. De una generación de compromiso político. Una mujer de quien aprender, con quien estar. Mary era esa historia que se cuenta boca a boca, muy respetable en el espacio comunista. Una mujer de avanzada, valiente, luchadora, osada y audaz para la época. De esas mujeres valiosas con las que cuenta nuestro pueblo y que marcan nuestro andar. En el 2017, siempre desde mi militancia feminista, andaba buscando pertenecer y abrazar un objetivo organizadamente. La idea de trabajar el feminismo de clase, el popular. La idea de sacarlo de ese reducto socialdemócrata y sufragista y llevarlo a un lugar de poder para la mujer era una propuesta potente. Y ahí confluimos en esa mirada del feminismo, ahí nos encontramos en un mismo proyecto. La Asamblea de Mujeres Revolucionarias María Galindo Ramírez. La Mary me invitó y me dejó con una estrella en las manos…”, recuerda Rosy Elena.
“Con las compañeras veníamos pensando hace un tiempo en levantar un trabajo propiamente de mujeres”, señala Mary. “En noviembre de 2016, lo pensamos y partimos con una escuela de formación de mujeres en oficios y autodefensa. El nombre de la escuela era Flora Tristán. Sin embargo, a poco andar sentimos que el nombre de la organización estaba lejano de nuestra propuesta. Ahí empezamos a estudiar y buscar nombres de mujeres de América, biografías de mujeres latinoamericanas y nos encontramos también con María Galindo. Tan cercana a nuestra historia. Oriunda de Coronel, miembro de la Juventud Obrera Católica. Nombrada dirigente nacional de la JOC y parte del Frente de trabajadores revolucionarios (FTR). María rápidamente opta por asumir responsabilidades políticas dentro del MIR. Pasa a la clandestinidad y es detenida y desaparecida en el 76. Cada paso que dio esta mujer, cada uno de los retazos que logramos reunir de su vida nos era familiar, se identificaba con nuestra lucha y con nuestro proyecto. Las mujeres revolucionarias tomamos su nombre, su figura, su ejemplo”.
“Nosotras tomamos su legado. Abrazamos la figura de María Galindo y eliminamos la victimización de las mujeres”, aporta Rosy Elena. “En cada paso de su vida encontramos a una mujer comprometida con la lucha. Que volcó su vida por una causa revolucionaria. Nosotras también invitamos a todas a hacer un trabajo revolucionario. ¿Cómo no abrazar a una compañera de clase y su legado? Dar la vida por la liberación del pueblo, es fuerte. Ella lo hizo. Ella abrazó una vida revolucionaria y cada mujer consiente que toma esta decisión sabe que pone en riesgo su integridad, seguridad, su nombre, su vida. Y por qué no decirlo, estamos sujetas a afrentas, a golpes, sin embargo cuando se asume este compromiso tan de fondo con la clase, esa política ruin no logra alcanzarnos”- afirma con convicción.
“Como mujeres estamos expuestas a una crítica permanente, a una minimización permanente de lo que hacemos, a un rol específico dentro de la política y también a golpes de personas que toman caminos políticos diferentes, impuestos por el régimen. Y claramente, nuestras posiciones políticas ayer y hoy, son una amenaza fuerte para esos sectores reformistas”, agrega Rosy Elena.
“Yo creo que son muy claras las posturas y las lecciones que María Galindo nos dejó”, complementa Mary, “nosotras no solo de nombre nos decimos revolucionarias, nosotras estamos por un proyecto revolucionario porque creemos que este sistema y todo lo que ofrece la institucionalidad no aguanta remiendos y no tenemos porqué nosotras arreglar algo que detestamos y que culturalmente no nos favorece. Estar por una institucionalidad donde el centro es la destrucción y la explotación. Cuando ves esa actitud criminal, no puedes estar del otro lado. Tenemos que ser claras y consecuentes con lo que nosotros planteamos. Incomode a quien incomode. Como dice una frase por ahí, si los perros ladran es porque estamos avanzando. Nuestra lucha, nuestro andar no es a combatir pequeños sectores que estén en la ambigüedad defendiendo intereses indignos. Nuestra lucha es para que las trabajadoras y trabajadores lleguen un día a ser dueños de su futuro y a tomar las riendas de todo. Sabemos que no solo aspiramos a que esto sea mejor, nosotros queremos cambiarlo todo, de raíz y sin medias tintas, tal como lo soñó nuestra compañera María Galindo hace 45 años atrás”.